domingo, 6 de marzo de 2011

DOCTORES Y MAGISTERES

Actualmente en el Perú, se ha puesto de moda pedagógica entre los docentes de todos los niveles educativos los estudios de Maestría y Doctorado cuando en años anteriores nadie prestaba interés por estos títulos de postgrado que evidencian y relievan la carrera profesional de educador. Habría que destacar que el hecho que ha invitado a muchos a desempolvar los libros y manuales es el afán de ganar un “poco más” en los nefastos ingresos económicos que percibimos ante la indiferencia de las autoridades que consideran al docente un profesional sin derechos y sin oportunidades.
Muchos tenemos que hacer malabares para resguardar el rol económico en nuestros hogares, buscamos tenazmente otros ingresos (como taxistas, vendedores ambulantes, en negocios paralelos a la educación pública, etc, etc) ante esta situación y al informarnos que algunos colegas están estudiando maestría o doctorado, el interés no es la capacitación real y concreta que recibiremos sino el afán de permitirnos un incremento en nuestro sueldo como profesionales mendigos ante un estado obsoleto que solo vela por los intereses de la minoría elitista y oportunista.
Terminamos la Maestría o Doctorado y el aporte investigativo en las instituciones es nula, que no evidencian la finalidad de los estudios de postgrado que realizamos, otros dan a conocer una desidia espantosa pues quieren cobrar toda condición que surja de su profesionalismo ante problemas que tiene la organización escolar y el currículo. Otros docentes se preocupan por generar ingresos con los estudios logrados y otros desdicen sus estudios cometiendo torpezas intelectuales recurrentes.
No debemos estudiar por estudiar, me incluyo; debemos prestar atención a la problemática escolar, velar por las condiciones pedagógicas del estudiante, interesarnos en sus dificultades de aprendizaje, plantear alternativas de solución a sus deficiencias escolares, procurar la capacitación del entorno familiar, ser partícipes de las dificultades de la institución ante la reducción de personal, la municipalización, la inoperancia de las entidades descentralizadas del Ministerio de Educación, alcanzar proyectos de innovación a la comunidad que puedan ser provechosas para todos, y muchas otras actuaciones personales, voluntarias o colectivas que podemos procurar, propender y lograr.
Nuestros alumnos nos juzgan, nos observan y se sienten cada vez confundidos al ver que nuestro trabajo no brinda frutos, no tiene resultados, no procura soluciones, de igual manera nuestros padres de familias que se preguntan cada vez con mayor razón ¿Si la mayoría de los docentes de la institución son Doctores en Pedagogía y Maestros en Educación, porque nuestros hijos siguen presentando dificultades académicas?
Seamos actores del cambio institucional. Algún día nuestros estudiantes y padres de familia sabrán reconocer el esfuerzo que pusimos para mejorar los problemas de nuestros instituciones educativas. No permitamos sentirnos felices con haber logrado nuestros títulos de Doctores y Magisteres, no hagamos como muchos colegas que se sienten orgullosos con el título logrado o con el sueldo aumentado sin preocuparse por el verdadero rol que ahora le compete, hagamos de los sueños realidades para nuestra institución, la comunidad y el país.